Freya Jhugroo dissects the stages of essay-writing in the mind of a perfectionist and the likely familiar process of crafting every piece of work; translation by Anna Assens Gonzalez.
Aquí documento el proceso ilógico del cual sufro cada vez que escribo un ensayo. Ya yo sé que podría vivir una vida más tranquila si mi mente no se preocupara tanto con todo pero no creo que eso sea posible. Además, es necesario añadir que he exagerado todo a efecto humorísticos así que, querido lector, no te preocupes por mi salud mental. Estoy bien. No tengo que entregar un ensayo hasta al menos tres semanas.
1. Al principio del año hago una lista de todo el trabajo que tengo que hacer durante el trimestre y investigo los diferentes títulos entre los que puedo elegir para los ensayos. Los pongo en mi calendario para que no los olvide. Me siento muy organizada y optimista… al menos, por ahora.
2. Quedan tres semanas antes de la entregar del ensayo. Llegó la etapa de la calma precedente a la tempestad: pienso en el trabajo que tendré que hacer pero aún no empiezo a estar estresada.
3. Quedan dos semanas hasta la fecha límite del ensayo. Aunque en la mayoría de los casos no habría sido capaz de empezar el ensayo antes de este momento, (ya que no quiero atrasar con el resto de mi trabajo de la universidad) empiezo a castigarme por no haber empezado el ensayo… me convenzo que voy a suspender el ensayo. Ya yo sé que mi proceso de razonamiento no tiene sentido alguno pero no importa cómo intente calmarme, me quedo estresada perpetuamente desde este momento.
4. La elección del ensayo. Suele haber 5 y 10 títulos posibles y necesito elegir uno de ellos. Pienso en cual elijo con cada una de las fibras de mi ser y finalmente tomo una decisión. Luego, dudo mi decisión hasta el fin de mi existencia.
Ya yo sé que mi proceso de razonamiento no tiene sentido alguno pero no importa cómo intente calmarme, me quedo estresada perpetuamente desde este momento
5. La lectora. Ah, la maldita lectora. No puedo leer nada sin pensar que cada línea de la obra puede ser la razón por la que saco una buena nota. Sin ser sorpresa, es un poco estresante. A veces si me cuesta el tema del ensayo, habrá un trayecto, a causa del estrés, a la biblioteca y saco prestados todos los libros relevantes que pueda encontrar. Luego el peso de los libros me supone daño en la espalda mientras que me tambaleo hacia casa.
6. La redacción. La parte más difícil de la escritura es empezar a hacerla. Antes de hacerlo, exagero como de difícil será este proceso en mi mente. Pero cuando finalmente empiezo, me enfoco, me relajo y lo hago.
7. La entrega. El estrés vuelve. Me preocupo que voy a entregar el ensayo incorrecto o voy a olvidar a incluir las referencias, aunque ya me he asegurado de que todo esté en orden.
8. Terminado. Respiro. Me relajo.
9. Llega la hora de la fiesta. Ahora no tengo que estresarme con nada… hasta el día que recibo mi nota. Pero no necesitamos pensar en eso ahora. Eso es demasiado estresante.
Spanish version by Freya Jhugroo
Here I document the illogical process that I suffer through every time I write an essay. I know I could live a calmer life if my mind didn’t worry so much about everything, but I don’t think that’s possible. In addition, it is necessary to add that I have exaggerated everything for humorous effect so, dear reader, do not worry about my mental health. I am fine. I don’t have to deliver any essays for at least three weeks.
1. At the beginning of the year I make a list of all the work that I have to do during the term and look through the different titles that I can choose from for the essays. I put them on my calendar so I don’t forget them. I feel very organised and optimistic… at least for now.
2. There are three weeks left before the essay’s due date. The calm before the storm: I think of the work I have to do but I am not getting stressed yet.
3. There are two weeks until the deadline. Although in most cases I would not have been able to start the essay before this moment, (since I do not want to fall behind with the rest of my university work) I start to punish myself for not having started earlier… I convince myself that I am failing the essay. I know that my reasoning process makes no sense but no matter how I try to calm down, I am perpetually stressed from this moment on.
4. The choice in question. There will usually be 5 and 10 possible titles and I need to choose one of them. I think about which one I should choose with every fibre of my being and finally make a decision. Then I doubt my decision until the end of my existence.
I convince myself that I am failing the essay. I know that my reasoning process makes no sense but no matter how I try to calm down, I am perpetually stressed from this moment on.
5. The reader. Ah, the cursed reader. I can’t read anything without thinking that every line of my work may be the reason I get a good grade. Not surprisingly, it’s a little stressful. Sometimes if I have difficulty with the topic of the essay, there will be a trip, derived from stress, to the library as I borrow all the relevant books I can find. Then the weight of the books hurts my back while I stagger home.
6. The writing. The hardest part of writing is getting to it. Before I do that, I exaggerate how difficult this process is going to be in my mind. But when I finally start, I get focused and I relax and I do it.
7. Turning it in. The stress comes back. I worry that I’m going to hand in the wrong essay or I’m going to forget to include the references, although I’ve already made sure that everything is in order.
8. Finished. I breathe. I relax.
9. It’s party time. Now I don’t have to stress about anything… until the minute I get my grade back. But we don’t need to think about that now. That’s too stressful.
English translation by Anna Assens Gonzalez